diumenge, 1 de novembre del 2009

CiU acentúa su ventaja y arrebataría el poder a un tripartito en retroceso

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SONDEO DEL INSTITUTO NOXA PARA LA VANGUARDIA

Los nacionalistas ganarían cinco puntos y diez escaños y el PSC cedería uno o dos | Sólo un 32% desea repetir el tripartito, frente al 57% que rechaza esa fórmula | Artur Mas es el líder mejor puntuado y el único que aprueba, junto a Montilla


El cambio parece imponerse en Catalunya. Se impone como una necesidad a los ojos de los ciudadanos, pero también lo hace a la luz de las expectativas electorales. El último sondeo del Instituto Noxa para La Vanguardia perfila un inequívoco horizonte de relevo al frente del gobierno catalán a partir del espectacular avance de Convergència i Unió, en paralelo a un retroceso del tripartito que adquiere dimensiones de naufragio en el caso de Esquerra.

La encuesta, realizada entre los días 22 y 27 de octubre, refleja un ascenso de casi cinco puntos en la intención de voto de CiU, lo que supondría hasta diez escaños más que ahora (y un total de 58). Por el contrario, el Partit dels Socialistes sufriría un retroceso de casi dos puntos en su resultado de hace tres años y perdería hasta dos diputados (con lo que obtendría entre 35 y 36). El resto de los socios del actual Govern tripartito experimentaría también una caída en sus expectativas, especialmente pronunciado en el caso de Esquerra, que perdería en torno a cinco puntos en cuota de voto y un máximo de siete diputados (hoy obtendría sólo 14). Por su parte, Iniciativa cedería un punto y entre uno y dos escaños. En definitiva, la actual coalición de gobierno en Catalunya quedaría bien lejos de la mayoría absoluta de la Cámara (situada en 68 diputados), pues sumaría como mucho 62 escaños.

El resto del mapa político también experimentaría cambios, aunque siempre en beneficio de CiU, que podría reeditar la fórmula de gobierno que mantuvo hasta el 2003, con apoyo exterior del PP. En este sentido, los populares catalanes se mantienen al alza e incluso podrían agregar dos escaños más a sus 14 actuales, lo que supondría que el centroderecha reuniría más de setenta diputados en la Cámara catalana. En cambio, Ciutadans –la formación antinacionalista que irrumpió sorpresivamente en el 2006– desaparecería del Parlament, mientras que en el otro extremo del mapa identitario, el grupo que lidera el ex conseller Joan Carretero (Reagrupament.Cat) no tiene asegurada la posibilidad de obtener representación.

Las transferencias de voto que explican estas expectativas hablan por sí mismas y se cifran en la altísima fidelidad del votante de CiU, en paralelo a un corrimiento de sufragios en favor de la coalición nacionalista, a costa de los demás partidos. Hasta uno de cada diez electores del PSC, Esquerra, el PP o Iniciativa en el 2006 apoyaría ahora a CiU.

Al mismo tiempo, la pulsión por el cambio político exhibe una fisonomía cercana al clamor si se atiende a las magnitudes: más del 70% de los consultados juzga muy o bastante necesario un cambio político en Catalunya, mientras que sólo uno de cada cuatro catalanes lo cree necesario. Y lo más significativo es que la mitad de los votantes socialistas o de Iniciativa y más del 70% de los de Esquerra apuestan por el cambio. Claro que si la pregunta se centra en la conveniencia de repetir el actual Govern tripartito después de las próximas elecciones, la respuesta es aún más rotunda: la mitad de los electores socialistas y de Esquerra considera negativa la formación de un nuevo tripartito tras los comicios del 2010. En total, sólo uno de cada tres catalanes estaría a favor de repetir la actual fórmula de gobierno, frente a cerca del 60% que la rechaza. El resto de los indicadores es congruente con estas opiniones, ya que, por ejemplo, la situación política es percibida negativamente por el 60% de los catalanes, mientras que sólo uno de cada cinco emite un juicio positivo. Sin duda, la evolución de este ámbito se ve influida por la crisis económica, que se lleva por delante todos los activos del actual Govern y arrastra las demás variables demoscópicas.

Paralelamente, la valoración de los líderes catalanes se mueve en concordancia con el horizonte electoral. Así, mientras el candidato de CiU, Artur Mas, mantiene idéntica puntuación que hace un año (un 5,8), su inmediato seguidor, el presidente José Montilla, pierde tres décimas y cosecha un 5,3. Y mientras los votantes de CiU puntúan a Mas con un notable, los del PSC adjudican a Montilla un aprobado. De hecho, el candidato de CiU mantiene intacta la ventaja sobre Montilla que ya disfrutaba en el sondeo anterior en lo relativo a las preferencias sobre el próximo presidente de la Generalitat: un 45% opta por Mas, y un 34% por Montilla. La ventaja del candidato de CiU se explica porque es el preferido por uno de cada cuatro votantes socialistas y por uno de cada tres de Esquerra. Asimismo, Artur Mas suscita mayor confianza que el actual president: un 44% de los consultados confía más en el líder de CiU, frente a sólo un 32% que lo hace en Montilla.

El actual presidente de la Generalitat únicamente recibe buenas noticias en lo relativo a su gestión: casi la mitad de los catalanes la considera buena o muy buena, mientras que sólo un 38% la juzga negativamente. Incluso uno de cada cuatro votantes de CiU ve positiva la actuación de Montilla. En cambio, la valoración que suscita su Gobierno es claramente contraria: sólo un 32% de los consultados juzga buena o muy buena su labor, frente a casi un 50% que la considera negativamente. De hecho, sólo una mayoría de los votantes del PSC e ICV-EUiA aprueba la gestión del Govern.