dimarts, 4 de maig del 2010

El 'corasón loco' del PSC

http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100504/53920590818.html

La lealtad se mide con hechos, y los hechos son que el PSC no ha roto nunca la disciplina de voto

Conservar las tradiciones para no perder la identidad. Y una extraña tradición política socialista parece obligar a los dirigentes catalanes a corregir a quienes ponen en un apuro a los jefes de Madrid. José Montilla no quiere pasar a la historia como el president de la sentencia del Estatut, y tampoco parece dispuesto a ser él quien ponga en jaque la relación con el PSOE. O al menos, no ahora. Así que si en Madrid se molestan, se impone el orden y a otra cosa.

No obstante, la pregunta que planea sobre la sede del PSC en la calle Nicaragua es siempre la misma. ¿Es más importante Catalunya o su vinculación con el PSOE? El conseller de Economia, Antoni Castells, parecía tenerlo claro el viernes: Sin duda, Catalunya. Horas después el nuevo director de campaña de Montilla, Jaume Collboni, hasta se atrevió a cuestionar el tirón electoral de Zapatero en Catalunya e insinuó que en la agenda de los socialistas catalanes podría prescindirse del presidente del Gobierno.

Sobre la base de que la lealtad se determina con acciones y hechos, no con palabras, el currículum del PSC demuestra, por un lado, que los socialistas catalanes nunca han roto la disciplina de voto del PSOE en el Congreso de los Diputados pase lo que pase en Catalunya. Y, por otro lado, que es más que probable que Zapatero, pese a todo, sume más votos que reste a los socialistas catalanes y su participación en campaña sea indispensable. Así que las palabras… se las lleva el viento. O se borran, como ha pasado en el PSC, otra vez, en menos que canta un gallo.

Montilla quiso dar un golpe de efecto a su candidatura a la reelección, un cambio de estilo en su campaña, nombró a Collboni y ha conseguido algo que a su antecesor, José Zaragoza, nunca le habría ocurrido: verse obligado a pedir disculpas ante el propio Montilla y ser desautorizado públicamente. Parece que la novedad –y el desajuste– reside en poner al frente de la maquinaria electoral a alguien que no participa de las reuniones que mantienen socialistas de aquí y de allí –en las que sí sigue estando Zaragoza– para evitar que la sangre llegue al río en momentos de alta tensión.

Lo de Castells es otra cosa. Es la cara más visible de eso que llaman sector catalanista del PSC y quien lo neutraliza al mismo tiempo. Para él no hay desautorización formal, pero en su última incursión ha sido precisamente el representante del PSC en la ejecutiva federal del PSOE, Miquel Iceta, quien se ha encargado de dejar claro que los socialistas catalanes están aquí no para marcar distancias, sino para ganarse el favor de los socialistas españoles en sus decisiones. Así se vive en el PSC, con el "corasón loco", como el de la Trinca, y preguntándose com es poden mantenir / dues pàtries i no estar / tocat de l'ala.

Isabel Garcia Pagan